jueves, 8 de julio de 2010

El grano de café número 100.

Publicado por Luis

Quiero comerme el mundo.


Porque no vaya a ser que cansado de verte
Me meta en tus brazos para poseerte
Y te arranque las ropas y te bese los pies
Y te llame mi diosa y no pueda mirarte
De frente y te diga llorando después
Por favor tenme miedo
Tiembla mucho de miedo mujer
Porque no puede ser

-Fernando Delgadillo-

Ma chère amie...

ma pauvre muse, helas! qu'as -tu donc ce matin? Tes yeux creux son peuplés de visions nocturnes, Et je vois tour á tour réfléchies dut ton teint La foile et l'horreur, froids et taciturnes.

¿Cómo rayos llegué aquí? ¡Ah, sí!... creo que hablaba demasiado y escribía aún más. Cuando conocí el mundo Bloguero publicaba sólo canciones o cosas insignificantes que no eran de mi propio ingenio, plagiadas… ¡no!, plagiadas se oye muy feo. Además sí ponía derechos de autor. Cuando comencé a publicar cosas mías creo que nadie se daba cuenta (y hasta la fecha creo que aún nadie lo hace). Muy pocas personas lo hacían. Y así conocí el mundo.

Hay diversas cosas que me llenan: escribir, creo yo, es la mejor de todas. Escribiendo vi que vivo, como lo diría Rodrigo Solís en ciclismo con uno de sus poemas: “Y en bici vi que vivo”. Yo también vivo en bici, amo andar en bici, aunque no tanto como tomar café. Pero todo esto nada que ver con mi mayor pasión y satisfacción. Escribir me llena el alma y los pulmones y el corazón.

¿Se nota? No, la verdad no creo que se note. Y la verdad no espero que se note. Así me gusta. Escribiendo aprendí a escribir. Y escribiendo aprendí que no hay mejor cosa que eso. La vida es una larga hoja blanca y hemos de pintarla, dibujarla, qué se yo… pero yo prefiero escribir.

Ahora quiero comerme el mundo con todo y sus letras dentro de éste. ¿Por qué? Porque ya dejé de creer que el destino es el nombre de un perfume. La vida es un juego, y… ¿Por qué no darle una oportunidad al destino?


Una vez soñé…


Una vez soñé que los cocodrilos eran leones y que jugaba con mi resortera a atrapar ratones. Después de un rato rezaba en mis adentros y besaba la tierra que me vio morir. Y lloraba de alegría con los juegos olvidados de pasados tan oscuros que contarlos me da risa.

Cada vez que me preguntan ¿qué ha pasado? Enciendo fuego y tabaco y finjo reír [no me sale]. Y sacudo el alma mía con reproches cotidianos. Siento morir y muero en vano. El piso se mueve y llora el cielo. Cuando llora y canta el alma mía.

“Debajo del árbol canta el pájaro cuando llueve. También de dolor se canta cuando llorar no se puede.”

¡Quiero morirme de la risa! Y no escribir tantas porquerías de mentiras y falsedades. Quiero besarte. Quiero morirme en tu sexo. Y ya no soñar más con otro amor. Con otras gentes. Y así dejar de pensar que hay otro mundo paralelo al que somos nosotros. Quiero dormir en tus brazos.

Pero no me sueltes… no despiertes.

Se detiene el tiempo en tu pecho y la almohada llora lluvia. Yo pienso que si te pienso me pierdo de tu silencio. Entonces te beso el viento que sale de tus pulmones, aquellos sollozos interrumpidos por nuestras penetraciones. Me besas ya no sé que, no te veo, estas muy dentro, muy dentro, muy dentro… acurrucada, esperando gritar gemidos que se traducen a tus latidos. No me importa que vivas callada en el amor, yo así te amo. Yo así te amo…
LOS AMOROSOS

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.

Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.

Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.

Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

-Jaime Sabines-
 Café Tacuba - Volver A Comenzar



Fue ésta mi entrada número 100 en ésta Blog. Planeaba hacer algo especial, pero me basta con que sea original. Puedo decir que me gusta ésta y todas mis entradas. Amo mi Blog y amo mis letras. Amo escribir. Y amo escribir para ti… [ma chère amie... ]

Eres cigarro, mujer. Como la pauta de la llama que da inicio a la humadera en mi pulmón. Y silencio, luego. Sabor. Beso. Y después el humo. Eres como el humo, mujer. Que me sales desde dentro y bailas y tiemblas en el aire. Y te esfumas. Y después el viento. La emoción de otra bocanada. La sensación de espera. La agonía de un 'de nuevo'. Y se repite la osadía de hacerte el amor en el humo de mi boca. Beso frío del humo. Escaparate.

Y las venas me revientan. Y el cigarrillo se termina. Ahora un café...

Au Revoir...

3 comentarios:

  1. wiiiiiiii!!!!! muy metamorfoseado mijo!!!
    escribes y lo reafirmoo d enueva cuenta, muy bien, me da gusto qe te quieras comer el mundo, :D yo tmbn te ayudo :)
    te quiero muchoooo y muchas felicidades por tlos cambios de la vida qerido amiguito de prope y carrera!
    laines

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  2. Felicidades por tus 100 :)

    Reafirmas con esto que lo tuyo es escribir y compartir las letras de aquellos que un día, al leerlos, nos hicieron llorar n.n

    Enhorabuena y que vengan muchas entradas más :)

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  3. Felicitaciones por el número 100. Si hubieras cerrado permanentemente el sitio esta bonita entrada no estaría publicada. Me da gusto que hayas retomado el blog.

    ¡Que muchas buenas letras te acompañen! Esto amerita una taza de café.

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