martes, 26 de octubre de 2010

Olvido

Publicado por Luis
Se me hizo facil...


“Olvidarte es recordar que es imposible” –Ricardo Arjona-

Es poco probable que una persona tan disuelta como yo pueda hablar claramente de lo que es, con exactitud, el olvido. Soy muy transparente, tanto que basta ver mi cuerpo a contra luz para observar mis sentimientos transitando por mis venas y el tráfico embotellado de mi corazón.

Si la experiencia me enseña que nunca entenderé tantas cosas, no veo porque el olvido pueda quedar exento de esa premisa. Con todo, quisiera intentar poder expresar esa sensación quemante:

El olvido es, en palabras concretas, la eliminación total o parcial de todo vestigio del ayer. Es la tranquilidad de un malestar modesto. Ilustremos un poco el término:

Supongamos que un día “monita A”, enamorado de “monito B” encuentra rastros de infidelidad en su relación. Fúrica: monita A corre lejos de él para, según ella, acelerar el proceso curativo que supone el olvido. Pero para el olvido la distancia es un cero a la izquierda. Puedes irte a Júpiter, si así lo decides, no puedes, ni podrás alejarte de su recuerdo. La distancia es un absurdo para el amor y el desamor. Evitar un sentimiento a la persona misma esperando encontrar el olvido es una mentira como cátedra. El olvido no puede buscarse, no se encuentra. Es un malvado sarcástico con un mensaje como estandarte, fuerte como un mitin revolucionario o un comunicado militar. Más frío que las lunas de Neptuno juntas en un mismo espacio. Más contundente que la verdad cruel de que el mundo no va a cambiar dicha sin tacto ni sutileza a algún intelectual orgánico idealista. Es más cruel, incluso, que el desamor mismo y los estragos de un corazón roto. Con todo esto, el olvido es la gota de agua en el desierto, la mano tibia en tiempos de flaqueza, el jaque al rey después de una larga y complicada partida de ajedrez.

No sé si me explico. El olvido no tiene orgullo ni piedad, y sin embargo es ambas cosas. No tiene motivos ni razón, pero acude a la soledad, a la tristeza y es calma en tiempos de dolor, paz en tiempos de guerra.

Para el olvido no basta la soledad, no es recíproco. No es proporcional ni a la abstinencia ni al desenfreno, pero sí existe una diferencia de proporciones dinosáuricas entre lo uno y lo otro. Acude a sanar más pronto al mártir que al loco empedernido. Y no es que sea racista y haga distinción de bondades; es, simplemente, que llega al que paciente carga solo con su dolor y tarda menos en encontrar al que reparte culpas de mil modos para buscar desahogo.

Pero a pesar de que el olvido, tardío, llega, su permanencia no es eterna y no es garantía factible de que no habrá secuelas de recuerdos. El trabajo del olvido es purgar, no distraer (eso ya depende de uno). Porque cuando sientes que ya todo está en orden… ni te acuerdas de él.

Soy una persona incapaz de recordar lo que es el olvido. Lo he olvidado veces anteriores. Tantas, que ya ni me acuerdo…

2 comentarios:

  1. ¿Sabes? Mil veces quise definir al olvido. Hay tantas maneras de decirlo. Pero al final me quedo con una sola. Creo que el olvido es simple y sencillamente restarle importancia a aquello que duele o a aquello que quiere olvidarse. Y es en el restar importancia donde se encuentran los mayores obstáculos, pues somos necios por naturaleza. Pero se logra, por eso ahora entiendo lo de que el tiempo cura todo. Al fin de cuentas la vida sigue y vendrán cosas que harán que fijemos nuestra atención en ellas... Pude olvidar y eso me alegra mucho. OLvidar el olvido... me quedo con esto de tu post :)
    Saludos

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