sábado, 26 de junio de 2010

Dos canciones y una carta inconclusa (porque no sabía cómo escribir…)

Publicado por Luis


Contigo.

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

-Joaquin Sabina-


De vez en vez me entra la locura de hacer cosas que anticipadamente sé que no haré. Y después me llega la nostalgia de no hacerlas. Como ayer. Y como hoy. Los días así siempre son iguales. Siempre los mismos.

Si por cada sueño emprendo otro totalmente distinto, como sucede muy a menudo conmigo, resulto en otros planos imprevistos. Y mis sueños ya perdidos. Más sin embargo me llegan otros sueños más acordes conmigo y a lo que vivo en el instante.

Digo que la vida no se trata de realizar sueños sino de hacer lo mejor que se pueda con lo que Dios te ha dado. Por lo menos “lógico” sí suena. Pero no “Justo” o más bien: nostálgico.

Ayer no quise seguir con “la tradición” (porque, tal vez subliminalmente, así me han educado mis padres) de romper sueños por consentir realidades. Más muy tarde me doy cuenta (siempre es así) de que tradiciones, costumbres y folklore como lo es éste dogma forman ya parte de mi persona; de mi instinto o mi naturaleza, si lo quieres ver así.

Dice Rocío Durcal que: “No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor”. Y aunque me niego rotundamente a ésa frase, lo único ciertamente rescatable es que lo malo es la costumbre.

Y… ¿sabes?... No sé. Yo no.

3 comentarios:

  1. Hola!!1
    Pues es muy cierto lo que dices de que aveces la costumbre nos gana, y es que hay tantas veces en que tratas de que la vida no se vuelva cotidiana, pero parece como si estuvieramos destinados a eso por que por una cosa o por otra siempre llega la costumbre...lo que si no podemos evitar es que comportarnos segun nuestra costumbres o como nuestros padres nos educaron y pues a mi me ha pasado que esas pequeñas cosas me han pejudicado... y pues bueno ahi que seguir adelante y triunfar en lo que hagamos!! vale!!

    ResponderEliminar
  2. Raro. Así llamo a este post. Lo comprendo, en realidad sí... pero si te digo... si te digo que es necesario pasar por esta especie de duelo... es necesario para que en el momento que todo cambie te sientas realmente bien. Habrá ocasiones en que esto parecerá terminar, pero no. Sólo termina una vez y para siempre. Tarda. Podría decir que tarda demasiado. A mí me duró seis años de mi vida. Pero ahora todo es diferente, sólo es eso...
    que no te falte la fe.

    P.D. Amo ese libro de Jaime Sabines :)

    ResponderEliminar
  3. Claro es un proceso natural. Pero como diría José Alfredo Jiménez: "Y que nadie me llame cobarde sin saber hasta donde la quise".
    El libro es la onda. ¡Yo amo a Sabines! :D

    ResponderEliminar