martes, 24 de agosto de 2010

Publicado por Luis Marín

Esta noche nos vamos a emborrachar. El dulce alcohol enciende tu cuerpo con una llamita de inmortalidad, y el higo, y la uva y la miel de abeja se mezclan a un tiempo con su metal. Esta noche nos vamos a enamorar. Dios la puso en el mundo a la mujer mortal –a la víbora-víbora de la tierra y del mar- y es lo mejor que ha hecho el viejo paternal. ¡Esta noche vamos a gozar! –Jaime Sabines-


No puede decirse que no te amo cuando lo niego, porque te amo. Cuando tomo tu mano entre las mías, o cuando aseguro tu cintura con mis brazos, para que no te vayas, para que no me olvides. Cuando caminamos por la calle, casi disueltos, y sonrientes, y enamorados.

No me explico cómo te amo tanto. Por tu vos, por tu cabello, por tus ojos, no lo sé… lo único que sé es que te amo. Y te amo de aquí a allá y más allá, todavía. Te amo desde antes del principio hasta después del final. Te amo como así de grande en un corazón tan pequeño.

Y no puede decirse que no te quiero cuando haces todo lo que no me gusta que hagas. Cuando gritas, caes… lo niegas. Cuando, etílica, me contagias ése brillo inigualable en tu mirar ¿Y no te quiero? ¡Por Dios!, ¡Claro que te quiero! Y mi amor es como un sol y no te quema. A pesar de que me ves triple y no sabes a cuál de los tres besar.

Te quiero en la incertidumbre del no sé qué va a pasar. Y te beso. –hace mucho que no escribía de ti éstas cosas. Y me gusta contarte todo esto como si fueras mi amante [¡eso!]. O como si fuéramos niños explorando diferencias, sensaciones- me gustaría fotografiarte etílica y alcoholizada para que vieras después qué combinación más extraña de tu sensualidad y patética parte cómica. Ye entonces riéndonos, tú y yo, incestáramos, hermana.

Y tampoco puedo negar (y es obvio) que no te deseo. Cuando sueño que planto entre tus piernas un árbol de manzanas pecadoras, dulces.

Oscura tu piel, oscura. Callada, dulce, mirada perdida y te lamento. No puedo darte más que éste amor, este grito desaforado de silencio sofocante. Toco tus muslos y te miro de frente, te subo al cielo con la ruta trazada. Te amo, te quiero, te deseo. Y entonces, solo entonces, nos fundimos tu y yo en la sombra del gran Dios.

Sueño que tengo mi mano entre tus muslos y te abro los labios, novia delicada y frágil, y pongo el pétalo de un beso en tu humedad sombría. (Me despierta el roce del ala derecha de mi ángel de la guarda y me pongo a rezar para purificarme: en nombre del clítoris y del prepucio, urbi et orbi, amé.) –Jaime Sabines-

2 comentarios:

  1. En esta noche de lluvis y truenos tímidos has tocado mi lado sensible.

    Le quiero Luis...

    =)

    PD: ¿Qué libro me va a prestar?..dime... dime XD

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  2. OMG

    Insisto en que mi novio te debe leer, a ver si así se le pegan algunas de esas frases jaja

    saluditos :D

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