Eres más niebla tú que yo porque tú entras sigilosa en mi corazón, y aunque le ponga una coraza cardiovascular de respiraciones fluidas nada puede contra tu revancha. Vengas tus dolencias en mi soledad, tu desprecio hacia mi neblina es mi estar solo, mi quedarme quieto, mi no poder hacer nada.
Corro de noche por las calles, por los bosques, por las laderas rocosas, por las costas, por los mares y los ríos buscándote, razón de mi existir. Soy niebla, fluyo, no tengo ni forma ni lugar, ni cariño.
Eres tú la luz que me penetra y me destroza con su brillo. Quiero cubrirme de tu luminoso ser, esconderme en una telaraña de pretextos, no verte, vivir en mis sombras o en las tuyas. Ya no somos dos, ahora soy sombra de un pasado muy lejano.
Quiero arrancar de mi pecho ésa espina grande que lleva tu nombre y me atraviesa el alfiler dorado de tu brillo, relámpago. Pero no puedo. Es dolor dulce, es agonía gozosa, es un llorar alegre, es un tumor maligno en mí sonreír. Es una sentencia de muerte… que se espera con ansias.
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